España aprueba en Dinamarca la Declaración de Herning sobre Formación Profesional

La reunión que redefine la FP

En una de esas reuniones informales que suelen pasar desapercibidas, como esas conversaciones que se tienen en el café de la oficina, España ha hecho un guiño a la Declaración de Herning. Sí, esa misma que promete una Formación Profesional (FP) más atractiva e inclusiva, porque claro, a veces hay que firmar documentos para demostrar que estamos comprometidos con el futuro. La secretaria general de FP, Esther Monterrubio, se ha puesto su mejor traje de optimismo y ha afirmado que este pacto será la clave para desbloquear los problemas laborales que nos acosan. Esperemos que no se trate sólo de un apaño más en un rincón de la burocracia europea.

En Herning, Dinamarca, en septiembre de 2025, los ministros de FP de la UE decidieron que ya era hora de cambiar las cosas. Y vaya que lo necesitan. La declaración se perfila como una promesa de revitalizar la FP entre 2026 y 2030, en un escenario que podría recordar a una película de ciencia ficción, donde el concepto de trabajo se ha transformado ante el avance de la economía verde y digital. Pero ¿será suficiente un papel firmado en una mesa redonda para renovar el interés hacia una formación tan denostada históricamente?

Monterrubio tiene una visión clara: quiere una FP que no sólo forme, sino que también incluya. Una tarea nada sencilla cuando el eco de las palabras se enfrenta a la dura realidad de las aulas que, en ocasiones, parecen más bien museos de la desmotivación. A pesar de las buenas intenciones, los escépticos se preguntan: ¿cómo se financiarán realmente estas bonitas promesas? En el horizonte se avecinan nubarrones de restricciones presupuestarias, lo que añade un toque de dramatismo a nuestro ya complejo panorama educativo.

Y, claro, no podemos olvidarnos de la esencia del asunto: el atractivo de la FP debe realzarse, como si se tratara de una vitrina en una tienda de lujo. Para ello, la declaración menciona la inclusión de formadores cualificados y la participación activa de empresas. No obstante, el escepticismo vuelve a sobresalir. Queda la eterna duda sobre si los colectivos más vulnerables realmente se verán beneficiados por estas medidas, o si son solo palabras huecas sostenidas por un hilo de buenas intenciones.

Tras la cumbre, Monterrubio se paseó por EuroSkills en Herning, donde estudiantes españoles compitieron en 25 categorías, dejando claro que el talento joven también busca su lugar en este nuevo escenario. Es un recordatorio de que, detrás de cada firma y cada declaración, existen seres humanos llenos de energía y aspiraciones. Por ahora, la Declaración de Herning es un paso más hacia un ideal cuya llegada, en el mejor de los casos, requerirá mucho más que tan solo un brindis por la FP. Pero al menos, es un comienzo. Un comienzo que nos lleva a preguntarnos cómo será la educación y el empleo inclusivo en Europa durante los próximos años.

El ambicioso plan hasta 2030

En un rincón soleado de Dinamarca, donde los vientos del norte soplan como si llevaran consigo todos los males del mundo educativo, España ha dejado su huella en la Declaración de Herning sobre Formación Profesional. Un documento que, mientras lo leemos, suena casi a música celestial en un ámbito que ha sido durante mucho tiempo el segundo plato de la educación. Con el horizonte fijado en 2026-2030, se nos promete un futuro más brillante para la FP, donde la calidad, la inclusión y, por supuesto, la dignidad de los formadores se convierten en los pilares de esta renacida estructura.

Aquí no hay lugar para las sombras del pasado. La secretaria general de Formación Profesional, Esther Monterrubio, se ha alzado como una auténtica heroína en esta cruzada, defendiendo una FP más inclusiva, digital y humana que, en teoría, debería ayudar a abordar los retos que nos esperan. Mirad bien el futuro que se nos pinta, un paisaje en el que la FP se adapta al mercado laboral como un chiquillo aprendiéndose la letra de una canción pegajosa. Y sobre todo, un cambio necesario, uno que nuestros jóvenes merecen, quizás porque durante demasiado tiempo la FP ha sido el segundo plato, el que siempre queda al fondo de la nevera, a la espera de que lleguen las visitas.

Y aunque la Declaración no es un compromiso vinculante, lo que en palabras sencillas significa "mejor dicho, aquí no atamos cabos", eso no impide que el optimismo se agite como un confeti en un día de fiesta. Con la promesa de mejorar el prestigio de la FP, se lanzan planes para aumentar la participación de agentes sociales y empresas, esos entes tan animados que siempre han estado un poco al margen de la educación. Y mientras tanto, los formadores pueden ver su situación mejorar… o al menos eso es lo que se supone, mientras aguardan que los gobiernos encuentren la manera de financiar dicha travesía sin ahogar el presupuesto educativo.

A medida que nos adentramos en este nuevo capítulo, nos bombardean con ideas glamorosas sobre la cooperación europea, la innovación tecnológica y la inclusión. Pero, ¿acaso las promesas de inclusión llegarán a los colectivos más vulnerables? Esa es una pregunta que queda flotando en el aire como un globo desinflado. Y lo que, en teoría, suena bien en un salón de reuniones, se convierte en desafío real cuando se trata de ejecutar estas ideas en el mundo tangible. ¿Quién garantiza que lo abstracto se materialice? Quizás un mago, porque desde luego la confianza no parece estar a la orden del día.

Así que aquí estamos, ante la promesa de un renacimiento. La FP, ese segundo plato tan olvidado, tiene la oportunidad de salir del rincón y brillar como un entrante estrella. Este plan, desde luego, tiene un aspecto prometedor, pero recordemos, todos esos buenos deseos corren el riesgo de chocar con la dura realidad del día a día. Quizás debamos seguir de cerca la evolución de esta Declaración y, si se puede, apuntar al EuroSkills 2025, donde la FP española ya se hace notar en el escenario internacional. Porque educar en la dignidad y la calidad requerirá mucho más que palabras; requerirá acción y compromiso real. ¿Quién se subirá al carro de este cambio?

La voz de lo políticamente correcto

En el luminoso escenario de Dinamarca, España ha alzado la voz en defensa de una Declaración de Herning destinada a transformar la Formación Profesional (FP). La secretaria general de FP, Esther Monterrubio, se ha convertido en la oradora principal del show educativo, invocando el mantra de la 'transición verde y digital'. Escuchemos a los vientos de cambio soplar por las aulas, entre laptop y laptop, en un mar de palabras que promete una nueva era.

Sin embargo, aquí es donde el brillo de las promesas se enfrenta a la sombra de la realidad. Los minutos corren en la carrera hacia un mañana donde la FP no solo brille por su atractivo y calidad, sino que también se convierta en un faro de inclusión. Una meta ambiciosa, sin duda, que parece enfrentarse a la cruda verdad de un sistema que a menudo tropieza sobre sus viejos esquemas. ¿Por qué cambiar cuando se puede hablar y dejar el cambio para mañana?

Monterrubio ha defendido fervientemente la idea de una FP más accesible y adaptada a un futuro donde todos los jóvenes, incluso aquellos en colectivos vulnerables, puedan hallar su rincón en este teatro educativo. Pero, seamos sinceros, la equidad real es un concepto bonito que aún nos cuesta aterrizar. ¿De verdad vamos a conseguir que estas palabras se traduzcan en acciones concretas, o simplemente se quedarán como parte de un discurso adornado?

El hecho de que la Declaración no sea un compromiso vinculante sugiere que las promesas se flotan como globos de helio: bellas, pero al mínimo roce, se desinflan y se escapan. Y hablando de desinflar, ¿quién financiará esta adaptación al mercado laboral y a las transiciones verde y digital que suena tan bien en el papel? En un contexto de restricciones presupuestarias, eso se torna un verdadero rompecabezas. Las esperanzas de un cambio radical pueden desvanecerse si no hay recursos que las sustentan.

Mientras tanto, la participación de agentes sociales y empresas está sobre la mesa, como esos ingredientes que prometen una receta infalible. ¿Pero se servirán adecuadamente? O, como tantas veces en la educación, ¿seremos los espectadores de una 'cena de gala' donde solo algunos acceden a los manjares? Y mientras Monterrubio comparte las aspiraciones de una FP innovadora y europea, los jóvenes compiten en EuroSkills, mostrando el talento que la educación superior quizás anhele tanto como el sector productivo. Ya se ha dicho que el futuro es suyo, pero, ¿será un futuro justo?

Así que, mientras sigue el canto a la transición verde y digital, la pregunta permanece: ¿serán las palabras suficientes para romper las cadenas de un sistema que ha pasado demasiado tiempo en la sombra de la tradición? La respuesta no está en Herning, sino en nuestras aulas, donde cada día cuenta y cada decisión pesa. Quizás es hora de pasar del discurso a una acción auténtica. Pero, claro, eso sería pedirle mucho a un mantra.

EuroSkills: el verdadero escaparate

Tras dejar a los ministros de Formación Profesional de la UE reflexionando en torno a la recién aprobada Declaración de Herning, la secretaria general, Esther Monterrubio, se dirigió a los focos de EuroSkills en Dinamarca. Allí, entre el bullicio y el brillo de las competiciones, un grupo de estudiantes españoles competía mientras el resto del mundo se preguntaba: ¿la FP es realmente 'el plan B'?

EuroSkills se presenta como el escaparate donde emerge el talento español, un destello en el vasto panorama europeo. En este evento, más de una veintena de categorías brillan como los faros de un puerto para aquellos que navegan las aguas revueltas de la Formación Profesional en España. Si bien la Declaración de Herning, que pretende dar un empujón a la FP ante los retos del futuro, ni es vinculante ni garantiza financiación, aquí, entre competencias y habilidades, la pasión y el talento se entrelazan, desafiando la idea de que la FP solo es un camino secundaria hacia el éxito.

En este ambiente, el aroma a sudor y acero se mezcla con las esperanzas y sueños que flotan en el aire. Los jóvenes competidores saben lo que está en juego. Cada destreza, cada habilidad demostrada, tiene el peso de un futuro que se construye hoy, a pesar de que la situación actual de la FP aún sea un terreno minado de incertidumbres. ¿Realmente se verán reflejadas en la práctica las ambiciones de inclusión y digitalización proclamadas en la declaración? La respuesta está aún en el aire, pero ver a estos muchachos competir es un recordatorio de que, con voluntad, se pueden superar muchas sombras.

Monterrubio, al observar la entrega y maestría de los jóvenes talentos, parece convencida de que, aunque los compromisos sean más bien sugerencias, ellos son la prueba viva de lo que la FP puede ofrecer. Lo que ocurre en EuroSkills, sin embargo, se siente como un gran escaparate donde lo excepcional es exhibido, y el reconocimiento se convierte en el aplauso que aún resuena después de que se apagan las luces. A pesar de las reflexiones sobre el futuro de la FP anunciadas por los ministros, aquí, en este evento, el talento se convierte en el verdadero protagonista.

Así que, mientras en la reunión ministerial se discuten reformas y medidas que probablemente nunca verán la luz de forma tangible, en EuroSkills los estudiantes luchan por dejar su huella, haciendo de esa competencia un auténtico símbolo de superación y de esperanza para un sistema que aún debe conseguir brillar en el panorama educativo europeo. Quizá, solo quizá, lo que realmente se necesita es que se le otorgue el lugar que merece a la FP. En un mundo donde la incertidumbre permea la inclusión y la calidad, estos jóvenes demuestran que hay una chispa de talento esperando ser reconocida en cada rincón de España.

Controversias y retos futuros

La reciente aprobación de la Declaración de Herning por parte de España suena a un himno a la esperanza para la Formación Profesional (FP). Sin embargo, es como un fogonazo en una caverna; ilumina, sí, pero la oscuridad de los detalles es densa. Con un compromiso que no es, exactamente, vinculante, la situación sugiere que el camino hacia una FP moderna e inclusiva no es solo una cuestión de retórica.

Las promesas de calidad, atractivo y prestigio flotan en el aire como globos de colores, pero con cada reto que se presenta, el hilo de la financiación parece más frágil. ¿Quién se atreve a inflar un globo sin aire? En un contexto de limitaciones presupuestarias, la incertidumbre acecha como una sombra en la esquina de la sala, preguntándose cómo se sostendrán las nobles intenciones de la Declaración. Los ministros pueden alzar la voz y los representantes pueden aplaudir, pero si la financiación queda en la letra muerta de un documento, la FP continuará siendo un sueño inalcanzable para muchos.

Ya se han encendido las alarmas sobre si las iniciativas realmente llegarán a quienes más lo necesitan. La equidad en la educación es un ideal hermoso, incluso necesario, pero como dice el refrán: “de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno”. Más allá de las palabras amables en la declaración, queda la pregunta clave: ¿están estas medidas diseñadas para incluir a colectivos vulnerables o quedarán como un eco distante en un auditorio vacío?

No todo está perdido. La secretaria general de Formación Profesional, Esther Monterrubio, ha dado ciertos pasos al frente. Su visita a EuroSkills en Herning y el despliegue del equipo español en la competición podrían ser señales de un cambio de rumbo. Sin embargo, el verdadero desafío radica en saber si estos cambios se traducirán en acciones concretas que beneficien a todos y no solamente al elite. La cooperación europea y la innovación tecnológica plantean un horizonte atractivo, pero la narrativa se vuelve sombría si los formadores y las empresas no asumen su parte del trabajo.

Así que aquí estamos, ante un panorama de 2026 a 2030 que, a primera vista, podría parecer despejado. Pero a medida que nos adentramos, el camino se torna zigzagueante. La falta de compromisos sólidos genera dudas sobre la eficacia y el seguimiento de las acciones. ¿De qué sirve un mapa si no sabemos si realmente llegaremos a destino? En este espacio, solo el tiempo dirá si los deseos se transforman en algo más sustancioso que simples palabras. Mientras tanto, toca observar cómo se desarrollan los acontecimientos desde las sombras.

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Sobre el autor

Pilar Vilar

Pilar Vilar es especialista en orientación académica y profesional con más de 12 años de experiencia en el sector de la Formación Profesional. Ha trabajado como orientadora en múltiples centros educativos y ha desarrollado programas de inserción laboral para titulados de FP. Es experta en técnicas de búsqueda de empleo y desarrollo de competencias profesionales.

Pilar Vilar es especialista en orientación académica y profesional con más de 12 años de experiencia en el sector de la Formación Profesional. Ha trabajado como orientadora en múltiples centros educativos y ha desarrollado programas de inserción laboral para titulados de FP. Es experta en técnicas de búsqueda de empleo y desarrollo de competencias profesionales.

Especialidad: Formación Profesional y Empleabilidad

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