La FP necesita rejuvenecerse: hacen falta 37.300 docentes para hacer frente al 'boom' de los últimos años y al envejecimiento

Un boom educativo que necesita aire fresco

La Formación Profesional (FP) en España se encuentra en una encrucijada. En los últimos cinco años, ha experimentado un vertiginoso aumento de su alumnado, del 32,6%. Una cifra que debería ser motivo de celebración, si no fuera porque este bombo y platillo viene acompañado de un grito desesperado en el escenario: ¡hacen falta docentes! Y, aunque suene a chiste de mal gusto, hay un déficit estimado de 37.313 profesores jóvenes dispuestos a llenar esas aulas que se han llenado de estudiantes ávidos de formación.

Sin embargo, la realidad es menos luminosa. Con una brecha generacional más marcada que el vestido de una novia en mitad de una tormenta, encontramos 643 profesores mayores de 50 años por cada 100 menores de 30. ¡Vaya panorama! La FP se ha convertido en un espectáculo donde los actores están más cerca del horizonte de la jubilación que del inicio de su carrera profesional. Mientras tanto, el número de profesores ha crecido solo un 48% desde 2013, un crecimiento que palidece frente a la imponente cifra de jóvenes que buscan su lugar en el mundo laboral.

¿Y qué hay de los sueldos? Si pensabas que el dinero lo resuelve todo, aquí te vas a llevar una sorpresa. La retribución media bruta mensual de un docente de FP en 2024 oscila entre los 2.700 euros. Pero, como en cualquier buena comedia romántica, siempre hay un conflicto: el País Vasco brilla con salarios que rondan los 3.184 euros, mientras que en Asturias la cosa se vuelve más gris, con 2.433,76 euros. ¿Quién querría arriesgar su futuro en un aula dentro de un paisaje tan dispar? Sin duda, la balanza no está a favor de la atracción de talentos frescos.

La ley de 2022 ofrece un rayo de esperanza al permitir la incorporación en el sistema público de FP de profesionales del sector productivo mediante contratación laboral. Sin embargo, la realidad que dibuja esta iniciativa es un tanto más complicada. Resulta que atraer y fidelizar a jóvenes docentes, especialmente a las mujeres jóvenes que se podrían convertir en los nuevos rostros de la FP, es un desafío aún mayor. Es como intentar pescar anguilas con las manos mojadas.

La FP está, sin lugar a dudas, en un momento decisivo. La frescura de las nuevas generaciones es más necesaria que nunca para reequilibrar un sistema que se las prometía feliz con un auge de alumnado. Pero el tiempo apremia y el riesgo de que la calidad educativa se vea comprometida por la falta de reposición en el profesorado es una sombra que acecha. Si quieres conocer más sobre este asunto, no dudes en consultar este análisis sobre el rejuvenecimiento del profesorado de FP. Queda claro: la FP necesita un aire fresco, y de inmediato.

La brecha generacional: un abismo alarmante

Imagine una sala de clases que parece más un retrato de la historia de la educación que un ambiente contemporáneo de aprendizaje. Con cada mirada, podría contar historias de experiencias pasadas y de una sabiduría acumulada que, sin embargo, choca frontalmente con la necesidad de innovación. Este es el paisaje que enfrenta la Formación Profesional (FP) en España, donde la balanza de la edad se inclina de manera alarmante. Un revelador 643% de profesores mayores de 50 años por cada 100 menores de 30 da cuenta de un envejecimiento que podría terminar por convertirse en un riesgo real para la calidad educativa.

Los datos son contundentes: el alumnado en FP ha crecido un 32,6% en solo cinco años. Sin embargo, la mayoría de los que están a cargo de su formación parecen haber sido reclutados en una exposición de antigüedades. Este crecimiento en la matrícula ha generado un clamor por nuevos docentes, y la cifra que se maneja es de 37.313 jóvenes que se necesitan urgentemente, no solo para equilibrar la balanza, sino para infundir un soplo de aire fresco al sistema educativo.

Desde 2013, el número de profesores de FP ha aumentado un 48%. Sin embargo, ¿quién se va a quedar con la medalla de la victoria si ese crecimiento no acompaña al incremento del alumnado, que fue del 49,5% en el mismo período? La historia se repite: cada generación aporta su legado, pero en este caso, parece que la experiencia está ganando la batalla a la innovación.

La remuneración media del profesorado de FP, que para 2024 se estima en 2.700 euros al mes, podría parecer atractiva, pero hay sombras de incertidumbre. Las diferencias salariales entre comunidades autónomas son tan notorias como las tendencias de moda en las pasarelas de París. Mientras que en el País Vasco los docentes pueden llevarse a casa unos espléndidos 3.184 euros, en Asturias tienen que contentarse con 2.433,76 euros, una brecha que no solo afecta la equidad, sino que también complica la atracción y retención de personal docente joven.

La Ley de 2022, por fortuna, abre las puertas a profesionales del sector productivo, una decisión que podría parecer un rayo de esperanza en este complicado paisaje. Sin embargo, atraer y fidelizar a jóvenes docentes, especialmente mujeres, sigue siendo un desafío monumental. Justo cuando parecía que el futuro podía estar más iluminado, surge la pregunta: ¿serán capaces de llenar el vacío generacional o se convertirán en otro eco más en esta sala de clases que tanto necesita rejuvenecerse?

Mientras tanto, la FP sigue mirando al futuro con una mezcla de esperanza y un toque de ironía, ya que parece que el principal desafío no es solo educativo, sino también generacional. El escenario está servido; ¿quién tomará el micrófono?

Dificultades para atraer a los jóvenes talentos

La Formación Profesional (FP) está en una encrucijada. Por un lado, el número de estudiantes ha crecido un 32,6% en apenas cinco años, lo que en teoría es motivo de celebración. Por otro, nos enfrentamos a un hecho vertiginoso: la escasez crónica de docentes jóvenes. Imagina un escenario donde hay más de seis veces más profesores mayores de 50 años que menores de 30. Eso no suena a renovación, suena a un geriátrico educativo. Esta brecha generacional de 643% pone en jaque la calidad de la enseñanza y, por tanto, el futuro de la educación técnica en nuestro país.

A pesar de que la ley de 2022 da un pasito hacia adelante al permitir la incorporación de profesionales del sector productivo mediante contratación laboral, se siente como una solución muy parcial. ¿De verdad pensamos que abrir la puerta de par en par es suficiente para atraer a esas mentes jóvenes y brillantes? No hay que ser un genio para darse cuenta de que el verdadero desafío está en la fidelización. La FP necesita no solo sumar, sino también mantener a esos nuevos docentes: una tarea titánica, especialmente si hablamos de mujeres jóvenes que, tristemente, siguen siendo escasas en este ámbito.

Y aquí es donde las cifras se convierten en sombras. Aunque el número de docentes de FP ha aumentado un 48% desde 2013, esto queda eclipsado por el crecimiento aún más robusto del alumnado, que se sitúa en un 49,5% en el mismo periodo. Es decir, todavía hay una falta de respuesta a la demanda que es, simplemente, alarmante. Y mientras tanto, nuestro sistema educativo se resiente. Con un déficit estimado de más de 37.000 docentes jóvenes, cada día que pasa es un paso que nos aleja de una educación nutricionalmente equilibrada.

Pero no todo es gris en este panorama. Desde luego, muchos podrían pensar que con una retribución media bruta mensual de 2.700 euros, la atracción de talento debería ser una tarea sencilla. Sin embargo, la realidad es que las diferencias salariales entre comunidades autónomas son abismales; por ejemplo, el País Vasco ofrece suculentos 3.184 euros, mientras que Asturias apenas llega a 2.433,76 euros. Estas disparidades reconfiguran las expectativas y desvían a aquellos que podrían estar considerando la docencia como una vía profesional. Al final, no se trata solo de números, se trata de cómo esas cifras se sienten en la vida real.

Y, mientras tanto, seguimos intentando encontrar la fórmula mágica que atraiga a esos jóvenes talentos, especialmente a las mujeres jóvenes, para equilibrar la plantilla docente. Puede que la ley haga surgir oportunidades, pero la realidad es que atraer y mantener a estos jóvenes docentes es un desafío monumental. El camino es largo y lleno de obstáculos, pero, ¿quién dijo que sería fácil? Para más detalles sobre las condiciones actuales del profesorado en FP, visita nuestra sección dedicada a la plantilla docente y su rejuvenecimiento.

Salarios que desincentivan

En un escenario educativo donde el alumnado de Formación Profesional (FP) ha crecido un 32,6% en solo cinco años, el cuerpo docente parece haber quedado atrapado en el tiempo, con una brecha generacional que haría sonrojar a cualquier demógrafo. Con 643 profesores mayores de 50 años por cada 100 menores de 30, la situación es tan insostenible que, por momentos, parece más un club de jubilados que un centro educativo. ¿Y qué hay de los salarios? Ah, ese tema candente que viene a ser el elefante en la sala.

Aquí, las diferencias salariales entre comunidades autónomas son un auténtico escándalo. Mientras el País Vasco se pavonea con un salario medio de 3.184 euros, Asturias se queda en un frío 2.433,76 euros. Esa diferencia de casi 500 euros es más que suficiente para desmotivar a cualquier joven profesor que intente hacer del aula su segunda casa. ¿Cómo atraer a nuevos talentos si tienes que enfrentarte a la dura realidad de una brecha salarial tan abismal? Algunos podrían optar por mudarse a Euskadi, lo que no es una mala idea si la posición de docente contempla como remuneración un billete de ida hacia el norte.

El sistema educativo español, especialmente en FP, necesita un rejuvenecimiento urgente. Se estima que hacen falta 37.313 docentes jóvenes para lidiar con la demanda cada vez mayor de este sector, que, por cierto, aún no ha logrado recuperar del todo el terreno perdido respecto al crecimiento del alumnado. Aunque el número de profesores ha aumentado un 48% desde 2013, la cifra sigue sin alcanzar a un alumnado que ha crecido casi en un 50% durante el mismo periodo. Esa disonancia parece un mal acorde en una sinfonía educativa que busca sonar armoniosa.

¿Y la ley de 2022? Ah, sí, esa que promete atraer a jóvenes profesionales del sector productivo a la FP a través de contrataciones laborales. Un intento loable, sin duda, pero que no basta para cambiar la percepción del profesorado de FP, que sigue viéndose lastrado por unas condiciones laborales que, aunque intenten maquillarse con reformas, no logran ocultar su esencia. La creciente dificultad para atraer y retener a jóvenes docentes, sobre todo a las mujeres en este campo, sólo aumenta la sombra de la crisis en el sistema, como un persistente eco que no parece detenerse.

Así que, ante esta situación de salarios que desincentivan, la pregunta es: ¿en qué momento pasaremos de ser un sistema educativo a ser un catálogo de lo que no se debe hacer? Es urgente que los responsables se tomen en serio el rejuvenecimiento del profesorado de FP y equilibren las retribuciones entre comunidades. Cuánto más fácil sería atraer a esos jóvenes si las cifras no parecieran un chiste malo. Para más información sobre este tema tan candente, echa un vistazo aquí.

La necesidad de medidas inmediatas

En un país donde la Formación Profesional (FP) ha visto crecer su alumnado un 32,6% en apenas cinco años, uno podría pensar que la respuesta sería un estallido de creatividad en la contratación de docentes. Sin embargo, la realidad es más bien una sombra que pesa sobre la educación: un déficit alarmante de 37.313 profesores jóvenes que sonrían, que rían y que, sobre todo, comprendan el lenguaje del presente.

La brecha generacional en la FP es digna de un mal thriller: 643 docentes mayores de 50 años por cada 100 menores de 30, un desequilibrio que haría temblar a cualquier guionista. Mientras los estudiantes se multiplican como los personajes de una comedia de enredos, los docentes hacen un acto de presencia que recuerda más a una reunión del club de los abuelos que a un aula vibrante de ideas frescas. ¿Dónde están esos jóvenes que deberían llenar el espacio entre generaciones? En sus casas, probablemente, intentando recordar la última vez que alguien les habló de un salario decente.

Y hablemos de retribuciones. Con una media de 2.700 euros al mes, las diferencias regionales hacen que el País Vasco brille como el rey del fajo de billetes con sus 3.184 euros, mientras que Asturias parece sacudirse el polvo y quedarse en los 2.433,76 euros. Cuesta creer que con estas cifras se pueda mantener el interés de las nuevas generaciones, especialmente cuando el reclamo de la ley de 2022 para traer a profesionales del sector productivo parece susurrar entre sombras, en lugar de brillar con la luz de un anuncio publicitario.

Mientras tanto, la calidad educativa se tambalea. La falta de reposición suficiente está en la agenda de todos, con el eco de las palabras "medidas urgentes" resonando por los pasillos. Porque, seamos sinceros: nadie quiere que la educación de calidad se convierta en un lujo exclusivo, reservado para quienes pueden permitírselo. La FP merece docentes que no solo tengan la experiencia vital de haber sobrevivido a décadas de enseñanza, sino también la frescura de ver el mundo a través de ojos jóvenes que entienden la cultura del selfie y las redes sociales.

Para hacer frente a este desafío, se requiere un enfoque sistémico, una estrategia que no sólo contemple contratar a los “profes” del presente, sino también mejorar las condiciones laborales. Definir una retribución justa y acorde al esfuerzo y dedicación podría ser el brillo que atraiga a esos jóvenes docentes que aún dudan en dar el salto hacia la enseñanza. Rejuvenecer el personal docente es vital, pero hacerlo en el contexto de unos salarios competitivos es la única fórmula que podría transformar este drama educativo en una historia de éxito.

En resumen, el futuro de la FP depende de decisiones rápidas y efectivas. Las sombras del envejecimiento docente no pueden continuar nublando el camino hacia una educación de calidad y accesible. Sin medidas inmediatas, el viejo dicho de que "el saber no ocupa lugar" se convertirá en un lamento de generaciones. Para profundizar en este tema, te invito a leer más sobre el rejuvenecimiento del profesorado en FP y descubrir cómo podemos transformar juntos este panorama.

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Sobre el autor

Constante Permui

Constante Permui es un reconocido experto en Formación Profesional con más de 15 años de experiencia en el sector educativo. Ha trabajado como consultor en múltiples centros de FP y ha participado en la elaboración de currículos oficiales. Especializado en metodologías de enseñanza práctica y en la conexión entre el mundo educativo y laboral. Ha publicado numerosos artículos sobre innovación educativa y empleabilidad en FP.

Constante Permui es un reconocido experto en Formación Profesional con más de 15 años de experiencia en el sector educativo. Ha trabajado como consultor en múltiples centros de FP y ha participado en la elaboración de currículos oficiales. Especializado en metodologías de enseñanza práctica y en la conexión entre el mundo educativo y laboral. Ha publicado numerosos artículos sobre innovación educativa y empleabilidad en FP.

Especialidad: Formación Profesional y Empleabilidad

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